Apareció en un segundo, en medio de la multitud. Mis ojos solo se percataron de su existencia.
Él me observaba y sabía que yo le estaba observando a él. El pálido cielo puso melancolía en su mirada. Y yo lo sentía... Pero a penas duró puesto que la sonrisa más bonita se reflejó en su rostro y disipó la tristeza. Estábamos tan cerca y a la vez tan lejos el uno del otro.
Y en el segundo en el que parpadeé, desapareció...
Esa fue la última vez que le vi.
Me encanta tu blog, en especial, este pequeño texto... Sigue así, tienes magia al escribir
ResponderEliminarMuchas gracias... has hecho que vuelva a entrar en el blog después de que la universidad lleve 2 años ocupando todo mi tiempo... Quizá algún día vuelva aquella personita que escribía y se pase a dejar algo.
EliminarMil gracias, de verdad. Un saludo muy grande.